¿Hacia dónde vamos?
Avanzando por un camino sin rumbo aparente puedo encender las luces de una vida sin principio y sin
final, etérea en su resplandor y pacífica en su vibración. Una oleada de armonía y tranquilidad que
recorre las fibras de un cuerpo extraño y desconocido. Cada paso es un aprendizaje y cada etapa es un
sueño eterno en la proyección más interna de la mente y el sentir.
La percepción se nubla ante la indecisión de mirar más allá, de ostentar lo que deseas y lo que anhelas,
de percibir con más que solo tus ojos y darle paso a tu corazón como motor de las acciones constantes
que simbolizan tu vida como un punto en el universo sin final. Un átomo de algo más grande, una
composición perfecta que sienta sus bases en tu mirada y en la mía, entrecruzadas en un suspiro
sincero, que aguarda los secretos de algo más, de un entendimiento de la vida algo perdido en las eras
pasadas y esperando resurgir en las futuras. Un sentimiento de calma y paz, de plenitud ante el todo y la
nada, sinónimos y antónimos, caras de una misma moneda girando en el aire sin ánimos de caer y dar su
veredicto ante la existencia misma; ante la vida y la muerte. La delgada línea que diferencia entre la
bocanada de aire que inicia tu experiencia en este plano y la exhalación final que apaga las luces de los
ojos que acompañaron tu entendimiento y tu crecimiento en el interminable oasis de vida que atrae las
enseñanzas necesarias para ti durante todo el tiempo que permaneciste en esta proyección.
Las direcciones no existen hacia dónde vas, no hay nada estipulado y ya definido, eres el mensajero de
una intención mayor, sincrónica y acorde a tu intención y misión. La hierba se moviliza según como sea
intencionada y estimulada, las energías son eternas y desconocidas, el campo magnético que rodea y
crea tu mente amplifica las señales que llegan desde todas partes, percibe y adjudica, atiende y
considera. Evita el desvarío y la locura, centra el sentir y enfoca la percepción, acude ante ti y cuida de
tu bienestar íntegro como ser vivo. Los parámetros pueden ser difíciles de comprender, la vida recorre
su camino junto a ti, y se nutre de tu crecimiento, se alimenta de tu desarrollo y se complementa
mientras encuentras el camino que deseas recorrer y almacenar en tu espíritu. Albergando allí todo
aquello que marcó un precedente espiritual y universal, trascendente en el sentido más básico de lo que
somos, esencial. Una marca que jamás se borrará de tu memoria y que acompañará el recorrido eterno
por el páramo infinito que se transluce entre las cristalinas aguas de la vida que inundan todo lo que se
posa vivo en esta tierra.
Nunca desfallezcas y te entregues ante la duda y perdición, la claridad se convierte en energía cuando es
utilizada de manera correcta y consciente, todo se intercepta en el lugar donde tiene que ser, cada rol es
cumplido a cabalidad y todos reciben aquello que buscan sin siquiera tener la necesidad de agobiarse
por ello. El calmo flujo otorgará sus sabias palabras en el momento indicado, facilitará el acceso a todo
aquello inaccesible por el momento y establecerá un contacto certero con una visión siempre presente,
pero nublada por el carácter inmediato de la realidad más dura, presente en cada palpitar del corazón y
en cada inspiración y expiración que nos permitimos dar. Puedes mirar en todas las direcciones, puedes
escoger lo que deseas experimentar en todo ámbito posible de interacción contigo y con el resto, sea
quien sea. La importancia radica en el sentir y el aceptar, en entender sin restricciones y escoger con
sabiduría los movimientos que delimitan la realidad más próxima y tangible, construida sin miramientos
externos ni factores superfluos, muchas veces atados a una concepción intrínseca de lo que debería
estar presente en cada ser humano, bajo un burdo intento de homogeneizar un pensamiento
heterogéneo, una existencia única y una visión sin igual entre cada persona.
El interés, la personalidad y la forma de observar el entorno es moldeada individualmente y de forma
única, mostrando la particularidad del existir, la diferencia dentro de la semejanza, la unicidad en un
mar de arena y vida, extenso como los cielos y eterno como los glaciares. Un punto en común desde
donde todos comenzamos y donde todos terminamos; el lugar donde el tiempo no existe, donde todo
es eterno, todo se transforma, y todo crece y se materializa según como seamos capaces de verlo,
aceptarlo y adoptarlo como una experiencia momentánea en un recorrido eterno por los confines del
universo constante e infinito, donde somos el vehículo de nosotros mismos y cada experiencia y paso
que demos dejará una huella imborrable en nuestra alma y en la del todo aquel que recorra los mismos
lugares que visitaste y experimentaste, transformando y mutando todo a su paso, junto con la energía
más pura de la vida y el conocimiento perpetuo que reside en cada uno.